Este post ha sido inspirado por el artículo «Aunque no lo sepan, las empresas pueden ayudar a combatir la violencia de género», escrito por la Dra. Alejandra Selma Penalva, catedrática de Derecho del Trabajo y la seguridad Social de la Universidad de Murcia. Consulta su artículo completo aquí.
A menudo tendemos a pensar en la violencia de género como un tema de ámbito personal, que se queda en la esfera doméstica, y sobre el cual poco se puede hacer desde otros entornos. Pero esta creencia dista de la realidad: las empresas pueden hacer mucho más de lo que creen para combatir la violencia de género.
Uno de los factores más importantes para reforzar la lucha contra la violencia de género es lograr la independencia económica de las víctimas, y aquí las entidades y empresas tienen mucho que ver. Según cifras oficiales, menos de un 30% de las víctimas de violencia de género tiene ingresos propios suficientes para subsistir sin apoyo familiar. En muchos casos, esta dependencia económica impide a las víctimas hacer uso de los sistemas de protección que existen en nuestro sistema.

El entorno laboral: clave para promover la independencia económica
Las medidas de protección a la víctima de violencia de género que se puedan poner en práctica en el entorno laboral son fundamentales en la prevención y erradicación de la violencia de género.
Además de aquellas reconocidas legalmente (como la adaptación de horarios, traslados o extinción del contrato a voluntad de la víctima, entre otras), las empresas pueden instaurar medidas adicionales que, sin coste, o con un coste muy reducido, contribuyan a promover la independencia económica de las víctimas de violencia de género.
A continuación compartimos 5 de estas medidas que cualquier empresa puede implementar, para combatir contra la violencia de género:
1. Información y divulgación
A menudo, las personas afectadas desconocen no solo los derechos que la ley les otorga por ser víctimas de violencia de género, sino frecuentemente también el concepto «violencia de género» en sí. Esto comporta que no se tenga la confianza para solicitar ayuda en situaciones extremas, o que no se sepa cómo hacerlo.
En este sentido, las empresas pueden ofrecer información generalizada a toda la plantilla sobre el concepto de violencia de género, sus posibles manifestaciones y también sobre los procedimientos para denunciar, y las estrategias laborales de protección existentes.
2. Cobertura de vacantes
Las empresas que lo deseen pueden establecer, a través de la negociación colectiva, prioridades de contratación para favorecer a las mujeres víctimas de violencia de género.
Esta medida no solo contribuye a mejorar la diversidad en la empresa, sino que también podría generar importantes incentivos en materia de cotización respecto al contrato celebrado.
3. Protocolo de actuación
Los protocolos anti-acoso son ya un documento que muchas empresas han integrado en sus sistemas, a menudo en el marco de los planes de igualdad. La creación de un protocolo específico de actuación o prevención de la violencia de género es otra de las acciones que las empresas pueden hacer para dar soporte a las víctimas.
Los protocolos de actuación ante la violencia de género resultan especialmente útiles tanto si el potencial agresor es una persona ajena a la empresa, como si mantiene con ella cualquier relación. A la hora de elaborar estos protocolos, es de especial importancia tener en cuenta que las medidas que se adopten para alejar al posible agresor de su víctima no redunde en perjuicio de la mujer. También es importante garantizar la presunción de inocencia del presunto agresor, así como la plena confidencialidad de los datos de ambos.
4. Conciliación familiar
En este punto nos referimos a temas el trabajo a distancia o teletrabajo, la adaptación de los horarios, la reducción de jornada (con disminución proporcional del salario) o la flexibilidad para elegir las vacaciones.
Aunque algunos de estos temas pueden parecer banales, en un caso de violencia de género, donde una mujer puede verse obligada a hacerse cargo de sus hijas e hijos sola. Por lo tanto, las facilidades que la empresa le ponga a la hora de poder conciliar tienen un gran efecto sobre su estabilidad laboral e independencia económica.
5. Seguridad de las instalaciones
Cada vez es más frecuente oír hablar de «arquitectura con perspectiva de género». Este término hace referencia a aquella arquitectura que busca, mediante el rediseño de entornos urbanos, crear espacios seguros, especialmente para las mujeres. A nivel práctico podríamos hablar de evitar lugares oscuros o de difícil acceso en entradas a edificios o plazas de aparcamiento, garantizar la iluminación suficiente de vías, edificios y locales, para evitar la creación de entornos hostiles.
Estas son solo algunas de las ideas que cualquier empresa puede aplicar sin ningún coste, o con un coste muy bajo, para contribuir a combatir la violencia de género. Para más información, consulte el artículo «Aunque no lo sepan, las empresas pueden ayudar a combatir la violencia de género».



